Son los apellidos Román y Puchol los de dos familias que acaban entroncando hasta formar una sola y cuya actividad va unida a la cultura en Granada durante los siglos XIX y XX, en concreto a la impresión y edición de libros, periódicos e impresos diversos, aunque también con notable incidencia en la política y el periodismo.

martes, 14 de septiembre de 2021

Breve historia familiar

Por José Luis Cabrera

Son los apellidos Román y Puchol los de dos familias que acaban entroncando hasta formar una sola y cuya actividad va unida a la cultura en Granada, España, durante los siglos XIX y XX, en concreto a la impresión y edición de libros, periódicos e impresos diversos, aunque también con notable incidencia en la política y el periodismo. Sus imprentas -pues fueron diversas las imprentas familiares, y con múltiples ubicaciones- estuvieron entre las principales en la ciudad, y la continuidad del oficio durante generaciones solo registra un caso similar en la ciudad de Granada con la familia Ventura Sabatel.

Se advierte que son numerosos los cruces familiares y las bodas entre primos, lo que hace que –con frecuencia- aparezcan homónimos.

Grabado romántico de la Alhambra
realizado en la imprenta familiar

LOS PUCHOL.
El origen de la imprenta familiar parece partir de Juan Puchol (o Juan María Puchol), natural de Valencia, casado con María Armillas, nacida en Daroca (Valencia).

Su actividad la continuaría su hijo, Juan María Puchol y Armillas, nacido en Granada en 1798, quien contrajo matrimonio al menos en dos ocasiones: con Antonia de Alonso y Haro y, tras enviudar, con María Antonia Camacho Lucena (hija de José Camacho Sola y de Juana Lucena y Ramírez de Arellano).

Juan María Puchol y Armillas
La primera referencia sobre esta actividad impresora no puede ser comprobada. Gallego y Burín recoge el dato de que, al parecer, en 1812 surgió un periódico titulado El duende, primer estallido, hecho en la imprenta “del ciudadano Puchol”. El propio Gallego afirma que nada ha conseguido averiguar de este periódico, salvo que en 1820 apareció otro de igual nombre. Ya constatable encontramos la fecha de 1815, en la que Juan María Puchol realiza unos trabajos para la Real Chancillería, cuya reclamación de pago se guarda en el archivo de esta institución. En 1818 encontramos a Juan María Puchol como regente de la imprenta de la viuda de Valenzuela; pero ya ese mismo año hay constancia del libro Memoria sobre el Melazo de los olivos, realizado en la imprenta Puchol. La imprenta se situó en la calle del Colegio Catalino, aunque variará de emplazamiento en numerosas ocasiones.

De 1819 se conservan varios trabajos por él realizados: el sermón del funeral celebrado por la Universidad de Granada en memoria de la reina María Isabel Francisca de Braganza y Borbón; una paráfrasis dedicada por la ciudad en honor al Corpus, y el sermón de la festividad dedicada a Santa Teresa por el Colegio de Abogados. En 1820 imprime el periódico El Despavilador. La actividad impresora de Juan María Puchol durará hasta 1864 -aunque fallece en 1869 - y es sin duda una de las más destacadas en la ciudad durante el siglo XIX.

Su talante liberal le acarrea numerosos problemas, sobre todo en sus comienzos, ya que en su imprenta se imprimen publicaciones de contenido político y opúsculos subversivos. Los riesgos son aún mayores pues en ocasiones no consta en las obras el editor o director, recayendo sobre la imprenta las responsabilidades. Así en 1821 Juan María es agredido por un grupo de militares que deseaba conocer el nombre del editor del periódico El amigo de Padilla; dicho periódico llevaba el lema “Himno a la libertad” y en él tampoco constaban director ni redactores. Otro periódico impreso por Puchol en el mismo año, titulado Reflexo de la dignidad del hombre, es denunciado tras su primer y único ejemplar y su director, el teniente Francisco Postela, es encarcelado. En El duende, ya mencionado, tras las diversas denuncias que recibe, se presentan distintas personas como editores, quedando así oculto el verdadero autor. Son muy numerosos, en fin, los periódicos realizados por Juan María Puchol en la época, no solo como impresor, sino también como empresario y editor . Con el retorno del absolutismo, la imprenta es cerrada y su propietario desaparece desde 1826 hasta 1830.

A partir del reinado de Isabel II, su imprenta conoce la etapa de mayor actividad. Don Juan María se convierte en el impresor casi oficial de instituciones como la Universidad de Granada, el Liceo y muchas otras. Asimismo es abundante su actividad en la edición e impresión de periódicos, muchos de carácter literario como El Pasatiempo, El Capricho (promovido por la Sociedad Económica de Amigos del País), El Intermitente Granadino, etc. La renovación en su imprenta afecta a los diseños, convirtiéndose en uno de los más destacados exponentes del Romanticismo en el diseño editorial. Hay que destacar de forma especial la impresión del Boletín Oficial de la Provincia de Granada que, salvo cortos períodos, realiza de forma casi ininterrumpida entre 1834 y 1863 . Entre los trabajos realizados para la Universidad de Granada –entonces denominada Universidad Literaria- encontramos numerosos discursos de apertura de curso, como el realizado por el antropólogo y orientalista Francisco Fernández González, yerno de José Amador de los Ríos, en 1854.


Juan María Puchol es contemporáneo del librero Antonio Puchol, probablemente familiar. En 1831 la imprenta y la librería de uno y otro coinciden en la plaza de las Pasiegas. Antes de proseguir con la imprenta familiar, es interesante destacar el probable entronque de estos primeros Puchol granadinos con los Gómez-Moreno. Eduardo Gómez-Moreno y Puchol fue autor de diversos libros sobre temas jurídicos y director del semanario cultural El pensil granadino. Su hermano, Carlos Gómez-Moreno y Puchol, fue padre del erudito Manuel Gómez-Moreno y González (1834-1918), pintor e historiador, organizador del museo arqueológico granadino y autor de la guía monumental de Granada publicada en 1892; y abuelo, por tanto, del catedrático y arqueólogo Manuel Gómez-Moreno y Martínez (1870-1970), miembro de las Reales Academias de la Lengua, Historia y Bellas Artes, considerado el más importante historiador del arte español en el siglo XX. Por otra parte hay un origen de los Gómez-Moreno vinculado a la impresión que puede justificar el trato y parentesco con los Puchol; por ejemplo en la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva un impreso titulado: Fiesta nacional celebrada por el Ayuntamiento Constitucional de Granada, en el día 19 de marzo de 1821, aniversario de la publicación de la Constitución Política de la Monarquía Española, y realizado en Granada por don Manuel Gomez Moreno y don Juan María Puchol. Por otra parte Juan María Puchol Alonso, nacido en 1836 e hijo del anteriormente citado, tuvo como padrino de bautismo a Mariano Gómez Moreno. Los entronques están pendientes de una investigación posterior.

Según los historiadores Delgado y Cordón, tras la muerte de Juan María Puchol y Armillas, su “Viuda e Hijos” mantienen abierto el establecimiento hasta el año 1881. Recogen estos autores como la actividad de su imprenta en esos años se reduce a la producción de periódicos, impresos y folletos del Partido Republicano Federal y -con la proclamación de Granada como cantón independiente- del Comité de Salud Pública. Entre ellos: La Crónica Municipal (editada en 1869 por el autodenominado “Ayuntamiento Popular Granadino”); La Idea Revolucionaria, y El Hombre (órganos del partido republicano en la ciudad, también de 1869); el efímero Boletín Oficial del Cantón Granadino (23 de julio de 1873) que consistió en una hoja de la que se lanzaron 4.000 copias; El Demócrata Andaluz (órgano de la Juventud Democrática de Granada, Málaga, Almería y Jaén), etc. Por lo que deducen con acierto que los dueños de la imprenta estuvieron muy cercanos a los sectores republicanos granadinos. A continuación, los autores tratan de la imprenta de Lorenzo Puchol, sobre quien afirman existe cierta confusión por aparecer imprentas a su nombre en 1872 y a partir de 1891; y figurar en los años ochenta como miembro de la Junta Directiva de la Asociación del Arte de Imprimir de Granada, de cuyo boletín, denominado El Tipógrafo, fue director durante un tiempo. Los autores señalan que su apellido indica un posible parentesco con la Viuda de Puchol. Efectivamente podemos aportar datos que aclaran esta situación. La viuda de Puchol es, como hemos mencionado, María Antonia Camacho Lucena. Contrajo matrimonio con Juan María Puchol y Armillas siendo ya viuda de José Román Martín (1). Juan María y Lorenzo Puchol Alonso son hijos del anterior matrimonio de don Juan María con doña Antonia de Alonso y Haro. Ese es por tanto el parentesco exacto entre “Viuda de Puchol” y “Lorenzo Puchol”: se trata de madrastra e hijastro. Por ello, no cabe hablar de un fin de la imprenta Puchol en 1881, sino más bien de un cambio de ubicación y de titularidad tras la muerte de María Antonia Camacho. De la imprenta de Lorenzo Puchol señalan los investigadores con acierto que fue de menor relevancia -sobre todo si la comparamos con la ingente producción de su padre- y ello se debió sin duda a su dedicación a la política. Miembro destacado del Partido Republicano Federal, del que fue presidente en Granada en 1892 , Lorenzo Puchol Alonso fue concejal del Ayuntamiento granadino y Teniente de Alcalde en 1873 . Según Delgado y Cordón la imprenta de Lorenzo Puchol abarcaría de 1891 a 1898; aunque Manjón-Cabeza señala trabajos hasta 1911, y efectivamente el autor de este artículo posee varios libros impresos por él a principios del siglo XX. En resumen, la actividad impresora de don Lorenzo, más reducida, está centrada fundamentalmente en la prensa, y en especial la de carácter político como La Federación, órgano de su partido (1882-1883), o el El Triunfo (1899-1903) católico-liberal. Fue director de El tipógrafo, Boletín Oficial de la Asociación de arte de imprimir de Granada. También imprime trabajos de ideología diferente a la suya, incluso de talante político conservador, y trabajos religiosos.

Lorenzo Puchol Alonso,
Teniente de Alcalde de Granada
En consonancia con su ideología política, Lorenzo Puchol Alonso fue iniciado en la logia masónica granadina “Alianza de 1817 num. 112”, perteneciente al Gran Oriente Nacional de España, el 22 de noviembre de 1880, cuando contaba 42 años de edad, recibiendo el significativo nombre simbólico de “Gutenberg”. En 1887 recibe el cargo de Segundo Vigilante (tercero en el escalafón de la logia), con Grado 12. Los miembros de esta logia eran predominantemente intelectuales.

La Matrícula Industrial de 1901 , menciona la imprenta de Juan María Puchol; debe tratarse de Juan María Puchol Alonso, hermano del anterior.

Hermano de padre de los anteriores fue Antonio Puchol Camacho (hijo de Juan María Puchol y Armillas y de María Antonia Camacho Lucena). Fue fundador y director de Los Debates, periódico político independiente, que apareció en 1892 y también fue redactor en El Defensor de Granada. Posteriormente abandonó el periodismo y se dedicó a su carrera de notario. Su notaría tuvo gran prestigio. Como curiosidad señalar que en ella se registró, entre otros muchos documentos, la compra de la huerta de la familia García Lorca. Habiéndose extinguido el apellido Puchol en Granada, solo lo conservan actualmente, aunque compuesto, la familia Torres-Puchol, descendientes de don Antonio Puchol Camacho.

José Manuel Puchol Camacho, hermano sin duda del anterior, era director del Boletín Oficial de la Provincia en 1835; por lo que estaba también vinculado a la impresión y al periodismo.

La misma Matrícula Industrial de 1901 cita otra imprenta, mucho más modesta por trabajar con prensa a mano, perteneciente a Juan Mª Puchol Camacho. Se trata de un hijo de Lorenzo Puchol Alonso. Al igual que su progenitor perteneció a la francmasonería, siendo iniciado el 15 de octubre de 1887, a los 22 años de edad, en la misma logia ya citada a la que pertenecía su padre, con el nombre simbólico de “Shoeffield”. El arrojo, desinterés y previsión de Juan Puchol y del tipógrafo Rafael Molina (¿perteneciente a su misma imprenta?), durante un incendio constituyeron una acción singular por la que el Gran Oriente Nacional de España pidió a su logia la inclusión de sus nombres en acta y que fueran publicados para estímulo y orgullo para la logia. Al parecer, en 1905 Juan Puchol se trasladó para trabajar en una imprenta de Madrid.

Hijo del anterior fue Félix Puchol Camacho, que dirigió la redacción del semanario El domingo en 1905, y tres años más tarde fue director de El Duende. Las coincidiencias de apellidos se explican por la endogamia de los matrimonios. María Luisa Puchol Camacho, hermana de Félix, casó con el abogado y periodista granadino Eduardo García Carrera. Don Eduardo fue redactor de El Popular y del semanario satírico La Fusta. Secretario de las Juntas Directivas de Extensión Universitaria y de la Juventud Republicana. Director de las publicaciones Nuestros días festivos y el Semanario infantil, en 1896, ambas realizadas preferentemente en la imprenta de Román, con colaboradores como Melchor Almagro. Eduardo García Carrera estuvo vinculado también a la masonería: ingresó a los 22 años con el nombre simbólico de “Bismarck” en la logia “Libertad”, adscrita al Gran Oriente Español. En 1901, desempeñó el cargo de Orador, siendo Orador adjunto Blas Zambrano y García de Carabantes, padre de la insigne filósofa María Zambrano.

Eduardo García Carreras y su hija
María Luisa García-Carreras y Puchol

Libro escrito por Eduardo García Carreras
en 1919

Blas Zambrano y Eduardo García Carrera, junto a Romualdo García Zalabardo, participaron activamente en la creación, redacción de los estatutos y actividades de la sociedad obrera “La Obra”, asociación creada para fomentar la instrucción y mejora de vida de la clase obrera. En ella Eduardo García Carrera impartió clases de literatura. Como abogado adquirió gran fama a raíz de ganar un juicio en el que defendía a los mineros asturianos frente a los empresarios. Se trasladó a vivir a Madrid, ya entrado el siglo XX. Autor de varios libros: El Tribunal Supremo de Justicia y el proletariado español (Madrid, 1919), Mariana Pineda (Barcelona, 1931). En dicho libro se anuncia la próxima aparición de otro, escrito por don Eduado junto a J. Balagué, titulado De las Cortes de Cádiz a la II República, que no sabemos si se llegó a editar.

Eduardo García Carreras y
su sobrino Ramón Román Puchol

Toda esta actividad liberal e incluso republicana, no impedía que otros miembros de la familia Puchol (especialmente las mujeres) estuvieran muy ligados a la práctica de la religión católica. Por ejemplo Ramona Puchol Camacho, hermana de María Luisa y cuñada del abogado García Carrera, de la que más adelante volveremos a hablar, era mujer de piedad acendrada y reconocida; a su muerte, el Arzobispo de Granada concedió cien días de indulgencia a quienes acudieran a su sepelio.



LOS ROMÁN.
En 1892 surge la imprenta de José María Román. A los investigadores pasa desapercibida la vinculación de este negocio con los anteriores, pero de nuevo la genealogía nos da sorpresas. Efectivamente José María Román Camacho era hijo de un primer matrimonio de María Antonia Camacho Lucena, y por tanto hermanastro de los mencionados Lorenzo y Juan María Puchol Alonso. Es quizás arriesgado pensar que, a través de su madre, José María Román heredara parte de la imprenta Puchol, sobre todo teniendo en cuenta que la imprenta Román comienza de forma modesta. Pero es posible que con el paulatino abandono de la actividad impresora de los Puchol, éstos fueran transfiriendo trabajo a su hermanastro; más aún considerando sus buenas relaciones, como prueban dos matrimonios entre hijos de ambos. Es significativo que José María Román se convierta pronto en el impresor del Boletín Oficial de la Provincia de Granada. Al contrario que los Puchol, los Román permanecieron ajenos a la actividad política, y trabajaron mucho más para el Arzobispado de Granada y diversos institutos religiosos.

José Román Camacho y uno de sus hijos


A su muerte se producen disensiones entre sus dos hijos impresores, llamados Rafael y Francisco Román Camacho, por la sucesión en el negocio. Lo que motiva la división en dos imprentas diferentes. Rafael Román Camacho continúa la impresión del Boletín Oficial de la Provincia como actividad casi exclusiva, que después proseguirá su hijo, llamado también Rafael Román, hasta finales del siglo XX. Una hija de Rafael Román Camacho casó con el dueño del hotel América, junto a la Alhambra; sus descendientes mantienen la propiedad del hotel.

Hotel América, junto a la Alhambra.
Propiedad de los descendientes de Rafael Román

Francisco Román Camacho contrae matrimonio sucesivamente con sus primas Ramona y Agustina Puchol Camacho (hijas, respectivamente, de Juan María y de Lorenzo Puchol Alonso). Mantiene en su imprenta de la calle Horno de Haza una actividad considerable de producción de libros, boletines y revistas para instituciones como la Universidad de Granada. Como curiosidad señalar el parentesco, a través de su madre, con el insigne escritor y diplomático Ángel Ganivet, cuya hermana, Isabel Ganivet, residió una temporada en su casa y realizó el retrato de una de sus hijas, María.

Casa de la familia Román Puchol en calle Horno de Haza.
No es la construcción original, pero la fachada ha sido reproducida,
incluido el doble tejado.  Lo que fue una casa unifamiliar, con
la imprenta en el bajo, son hoy 10 apartamentos.

Francisco Román Camacho y Ramona Puchol Camacho
con sus hijos

Francisco Román Camacho

A la muerte de Francisco Román Camacho, en 1960, su imprenta continúa como “Hijos de F. Román Camacho”. Sus hijos fueron: María, José (impresor), Antonio (impresor), Ramón, Soledad (copropietaria de la imprenta familiar), Virginia, Francisco (impresor, copropietario de la Imprenta familiar y director de la misma), y Esteban Román Puchol (impresor).
El negocio funcionó hasta principios de los años noventa del siglo XX.
La familia tiene numerosa descendencia.

Ramón Román Puchol fue creador de un sistema taquigráfico y autor de varios libros sobre taquigrafía. Su obra poética está inédita. Fue profesor, el número 1 de su promoción.

Libro escrito por Ramón Román Puchol
y realizado en la imprenta de su padre

(1) José Román Martín y María Antonia Camacho Lucena contrajeron matrimonio en Granada el 16/03/1836.

BIBLIOGRAFÍA SOBRE LA FAMILIA ROMÁN PUCHOL
Cabrera Ortiz, J.L., "La imprenta Puchol", Isla de Arriarán, nº 13.
Cordón Gacía, J.A. et al., La imprenta en Granada.
Delgado López-Cozar, E. et al., El libro. Creación, producción y consumo en la Granada del siglo XIX.
Gallego y Burín, A., Granada en la Guerra de la Independencia.
García Manzano, R., Periodistas en Granada (1650-2002).
Gay Armenteros, Juan C. et al., Granada en 1892.
Guillén Marcos, E., Historia de la imprenta romántica en Granada.
López Casimiro, F., Masones en Granada.
Manjón-Cabeza Sánchez, A., Guía de la Prensa en Granada y Provincia (1706-1989).
Titos Martínez, M., et al., Medio siglo de vida granadina en el cincuentenario de Ideal.

Soledad Román Puchol

Por José Luis Cabrera

Soy partidario de una historiografía muy libre que, junto a las vías de investigación documental y bibliográfica, preste atención a la tradición oral, a las anécdotas familiares, a sucesos en apareciencia desprovistos de importancia o con un interés meramente personal, pero que ayudan a contextualizar y entender la historia colectiva. Este es un blog que dedico a mi familia materna, que imagino que leerán sobre todo mis familiares, lo cual me da libertad para contar algunos de los recuerdos que escuché relatar a mi abuela Soledad.

Mª Soledad Román Puchol

María de la Soledad Román Puchol nació en Granada el 3 de marzo de 1903, hija del impresor Francisco Román Camacho y de Ramona Puchol Camacho, su esposa y prima. Nació en la plaza de Santa Ana y fue bautizada en la iglesia del mismo nombre.

Plaza de Santa Ana.
Soledad nación en uno de los edificios de la derecha
y fue bautizada en esta iglesia


De niña vivió con su familia en diferentes domicilios: la plaza del Ochavo, desde cuyos balcones veían al torero Lagartijillo, que paseaba y se concentraba en dicha plaza antes de cada corrida. Luego residieron en un carmen del Albaicín, llamado carmen de Santa Teresa. Y por fin su padre adquirió la casa sita en calle Horno de Haza, nº 4, cerca del jardín botánico. Un edificio de varias plantas, con fachada configurada en el siglo XIX aunque databa del siglo XVIII, y en cuyos bajos se ubico la imprenta familiar.

Variados vecinos: mi abuela recordaba que su calle, Horno de Haza, reproducía la mezcla social que se daba en toda Granada. En la misma calle coincidían corrales de vecinos pobres, edificios burgueses como el de mi familia y palacetes nobiliarios como los tres que aún existen en la acera de los números impares.
Justo frente a la vivienda que ocupaba la familia Román Puchol estaba el palacete de los Marqueses de Ruchena, que más adelante fue adquirido por los Rodríguez Acosta.

Vehículos: en las primeras décadas del pasado siglo, las familias pudientes conservaban a la vez el coche de caballos y tenían también los primeros automóviles. Mi abuela, recuerda como sus vecinos los Marqueses de Ruchena sacaban unas veces el carruaje y otras el automóvil, evidentemente con chófer. Soledad recordaba también la estampa venerable del anciano Marqués de Casablanca, poderoso y respetado en Granada, desplazándose siempre en un coche de caballos.
Los tíos de mi abuela, Eduardo García Carreras y María Luisa Puchol, también tenían coche de caballos propio en Madrid, del que conservamos una fotografía en la que aparece su hija.

María Luisa García-Carreras y Puchol
prima de Soledad

Lutos: la muerte imponía su liturgia propia en aquellos años. Mi abuela recordaba una epidemia de gripe que fue letal para una gran parte de la población en Granada. Su memoria evocaba las iglesias llenas de una multitud de personas vestidas de negro, porque había muertos en todas las familias. Las viudas, llevaban un doble velo negro: uno corto llamado "toca" que tapaba la cara, y otro más largo que caía por la espalda, llamado "pena". Los duelos estaban bien codificados, el alivio de luto suponía la incorporación de algunos adornos. Y el "medio luto" permitía vestir de blanco y negro o de morado.
El fallecimiento de su madre, Ramona Puchol Camacho, fue un gran drama para mi abuela, y no fue a causa de la gripe sino por lo que entonces se llamaba "cólico miserere". La agonía se alargó y la pusieron durante un rato en el suelo porque había una tradición de que los devotos de la Virgen del Carmen debían morir en el suelo. Tras fallecer la amortajaron con hábito de monja. Hay una fotografía pavorosa del cadáver, que quizás algún día publique.
La relación entre mi bisabuela Ramona y su hermano, el notario Antonio Puchol Camacho, había sido tensa en vida. Mi abuela Soledad era la sobrina que el notario mejor toleraba, por su carácter amable y porque se parecía mucho a su hija (María Luisa Puchol Marín). Y fue Soledad la encargada de visitar a su tío y pedirle que contribuyera a que la familia llevara un duelo digno (ya que la difunta dejaba un viudo y diez hijos). El notario pagó el luto de la familia enviando los cortes de paño negro para hacer los trajes.

Francisco Román Camacho y sus hijas
de luto por su esposa y madre.
Las niñas de izquierda a derecha: Consuelo,Virginia
y Soledad Román Puchol

El notario: Mi abuela, como he dicho, tenía una buena relación con su tío el notario y su familia. Antonio Puchol Camacho tenía una magnífica villa neomudéjar, que mi abuela y mi madre han visitado. También coincidían con él en los veraneos en Lanjarón, a cuyo balneario se acudía a tomar las aguas.

El ajetreo de una casa: una vivienda familiar a principios del siglo XX dista mucho del aspecto actual. La casa de mi abuela era un trasiego continuo. La familia era numerosa: padre y madre (luego madrastra) y nueve hijos. Servicio estable u ocasional (por ejemplo iba a una lavandera a hacer la colada). En los bajos los empleados de la imprenta. Y las continuas visitas en una época en que el estilo de vida era más comunitario: la abuela, tíos, primos, amigos de los hijos, pretendientes de las hijas, e incluso personas a las que se les ayudaba económicamente de una forma regular y que pasaban a formar parte del paisaje familiar cotidiano.
Visitaba la casa, entre otras personas, la que había sido ama de cría de mi bisabuela Ramona, a la que llamaban "el ama perdiz". El ama perdiz vivía en un pueblo y venía a la ciudad andando; pasaba la noche en la casa, donde se le ponía una butaca junto a la chimenea para dormir, y al día siguiente volvía caminando a su pueblo.
Fray Leopoldo de Alpandeire era un visitante asiduo a ésta y a tantas otras casas granadinas, donde pedía limosna como fraile mendicante.
Un viejo pedigüeño, conocido como "Cepillo", entretenía a la familia con historias inventadas, mentiras increíbles, que sobre todo mi tatarabuela Amalia Puchol escuchaba encantada como diversión. Por ejemplo, Cepillo contaba que cuando iba a Madrid visitaba a la reina en el Palacio Real, y que "la Reina le decía a la duquesa Malpica: Malpica ve y hazle unos huevos fritos a Cepillo". Estas invenciones, dignas de Valle-Inclán, reflejaban bien la situación de necesidad de muchos ancianos en tiempos en los que no existía ningún tipo de subsidio. El pobre Cepillo veía un plato de huevos fritos en la cúspide de la sociedad.

Carnaval: la actitud ante las fiestas de carnaval, antes de la Guerra Civil, era un ejemplo de la moralidad de la clase media. Mi abuela y sus hermanas tenían prohibido salir a la cale en esos días, y veían los disfraces de los demás desde los balcones. En la mansión nobiliaria de enfrente se celebraban bailes de máscaras. Y las clases populares también lo festejaban en la calle. Pero para una clase media acomodada y religiosa, el carnaval era sinónimo de exceso e inmoralidad.

Canciones: Una zarzuela o cuplé que se ponía de moda, era cantado por todo el mundo y se escuchaba por todas partes, de viva voz. Había una cultura musical común a todos. Algunas canciones eran atrevidas, y las madres y las abuelas regañaban a las niñas por cantarlas. Mi abuela cantaba, por ejemplo, una copla de su juventud que luego no he llegado a localizar, dedicada al norteamericano Ku-Kux-Klan, que hoy sorprende por lo racista y frívolo. La reproduzco tal como la recuerdo:

Salen disfrazados de capirotes y sayón
como nazarenos en una extraña procesión,
y a deshoras de la noche, cuando las doce en punto dan
a los negros en la hoguera, los sacrifica el Ku-Kux-Klan.
Pero yo me he enterado que guapos y rubios son,
no pensaba ir y ya voy a Nueva York.
Ku-Kux-Klan, Ku-Kux-Klan, ya no me das terror,
no pensaba ir y ya voy a Nueva York.

Religión: La religión lo impregnaba todo pero, quizás, el rigorismo era más aparente que real. Rememoraba mi abuela las funciones en la iglesia de San Juan de Dios, una de las más barrocas de Granada, en la fiesta del santo. Se abría el camarín y la iglesia resplandecía como un ascua. Llevaban a los mejores predicadores, de forma que incluso asistían personas que no iban a misa habitualmente. Mi abuela también era asidua a la iglesia de los Redentoristas, donde estaba el icono del Perpetuo Socorro. El confesor de la familia, padre Esteban, era redentorista. Había turnos de rezo y ejercicios espirituales separados para caballeros, para damas casadas, para señoritas. El de solteras era muy concurrido y, a la salida, numerosos hombres esperaban para ver salir a las señoritas.
Mi bisabuela, Ramona Puchol, era muy religiosa. Con frecuencia vestía el hábito de Santa Rita, negro con una correa de cuero. De salud frágil y extenuada por los partos y abortos naturales, tenía licencia de su confesor para no asistir a misa.
Entre los hermanos de mi abuela los había muy religiosos (por ejemplo su hermana Consuelo, que profesó en las Hermanitas de los Pobres) y otros anticlericales. Era un anticlericalismo diferente al laicismo antipático de hoy; por ejemplo, se indignaban si un sacerdote no estaba bien revestido.
Por ejemplo, un hermano de mi abuela se bajó de la acera para dar paso a un sacerdote anciano. El sacerdote dijo: "menos mal que todavía alguien respeta estos hábitos". Y mi tío-abuelo le respondió: "yo respeto sus años, no sus hábitos". Ese anticlericalismo, expresado con total libertad, siguieron exhibiéndolo durante el régimen de Franco, sin problema alguno.

La "rebelión de la alpargata": En las primeras décadas del siglo XX aún se diferenciaban las clases sociales en el vestir, por motivos no solo económicos sino sociales. Las mujeres pudientes llevaban abrigos, sombreros, velos, zapatos; las clases populares, pañuelos en la cabeza, mantones, alpargatas de esparto. Lo que no siempre significa ir mal vestido ya que los mantones se llevaban con donaire. En septiembre de 1920 se produjo en toda España la llamada "rebelión de la alpargata"; los ciudadanos protestaron contra el precio del calzado y su mala calidad, y también por las condiciones de casi esclavitud de los trabajadores fabricantes de zapatos. A la protesta se unieron personas de todas las clases sociales, que en muchos casos y por unos días cambiaron los zapatos por zapatillas de esparto. Por ejemplo el diario SUR de Málaga relata que el catedrático Muñoz Cobo, fue aplaudido por sus alumnos del instituto Gaona al presentarse en clase calzado con alpargatas.
También mi abuela Soledad vivió sus cinco minutos de gloria "libertaria". Tenía 17 años y decidió unirse a la protesta calzándose unas alpargatas. Fue al mercado, y lo recorrió entre los aplausos de los vendedores de los puestos. Se consideraba la protesta un acto de solidaridad con los más desfavorecidos.

Fotografía de la "rebelión de la alpargata"
tomada del diario SUR de Málaga

Estudios: las mujeres de mi familia sabían todas leer y escribir, y también en las generaciones anteriores a mi abuela (su madre, su abuela y tías-abuelas, etc). Sin duda la dedicación a la imprenta era un ámbito que favorecía la cultura en la familia.
Mi abuela acudió a un colegio de monjas, como sus hermanas, luego la pasaron a un colegio público "porque las monjas no enseñaban nada".
Sin embargo era infrecuente que las mujeres realizaran estudios superiores. Fue gracias al confesor de la familia, el padre Esteban, que mi abuela hizo la carrera de Magisterio. El sacerdote convenció a mi bisabuelo de que permitiera a mi abuela seguir estudiando, dada su inteligencia. Fue la única de sus hermanas que realizó estudios después del colegio.
Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Granada, donde se formaba a las futuras maestras. Ya no estaba prohibido llevar la cabeza descubierta, pero sí mal visto. Cuando alguna alumna iba a clase sin velo, los profesores decían: "cabeza loca, no quiere toca". Mi abuela ideaba sus propios trajes según los veía en carteles de cine, y su madrastra, Agustina Puchol Camacho, se los cosía, con drapeados y diseños originales. Las demás alumnas le decían: "pareces la Bertini" por la actriz de cine mudo Francesca Bertini.
Tras acabar los estudios, aprobó las oposiciones de Magisterio. Se examinó dos veces. La primera bordó el examen, su tío Antonio Puchol, el notario, le dió una petaca de coñac y entró al examen oral muy entonada, de forma que al final el tribunal la felicitó diciéndole: "qué manera más graciosa de explicar". Sin embargo, por razones políticas del momento, suspendieron a todos los opositores de Granada.
El segundo examen lo aprobó sin problemas. Su título de maestra es de 1930. Las prácticas las hizo en el Colegio Alcazaba-Cadima, en el Albaicín. Y su primera plaza en propiedad la tuvo en el pueblo de Olivares. Luego obtendría plaza en Melilla, aunque casi siempre estuvo en excedencia, por razones familiares.

Antigua Normal de Magisterio

Boda: mis abuelos se conocieron en Granada. Mi abuelo, Pedro Ortiz Quevedo, estaba haciendo el servicio militar allí, aunque era natural de Vélez-Blanco (Almería). Además de hacer el servicio militar, estudiaba Magisterio en la Normal, y en clase se hizo amigo de Ramón Román Puchol, y de esa forma conoció a su hermana Soledad. Tras la guerra de África, volvió a Granada para casarse con mi abuela, en la iglesia de los Santos Justo y Pastor, donde también se habían casado mis bisabuelos. Como anécdota, el sacerdote amigo de la familia dijo en la homilía: "Y a ti, esposa, tu misión es sufrir y amar, amar y sufrir". Tras la ceremonia, mi abuela entró a la sacristía y, medio en broma medio en veras, le dijo al oficiante que no estaba de acuerdo con aquello. Tras la boda se fueron a vivir a Marruecos, pero esa es ya otra historia.

Foto de boda de mis abuelos
Soledad Román Puchol y Pedro Ortiz Quevedo

Mi abuela Soledad

domingo, 31 de julio de 2016

José María Román Puchol

Fotografías de don José María Román Puchol, impresor, y su familia.
Agradecimiento a su nieta, Pilar Carmona Román.

José María Román Puchol
José María, sentado, a la izquierda
Su hija, Soledad Román Zurita
Su hija, Amparo Román Zurita

martes, 4 de marzo de 2014

Procesión del Viático en 1913

Se denomina Viático el llevar la comunión a los enfermos. En algunas ocasiones, este viático era llevado de forma solemne con gran acompañamiento, especialmente en Pascua florida, en una procesión denominada también "de impedidos". El Noticiero Granadino de 16 de mayo de 1913 relata la procesión organizada por la parroquia del Sagrario. En el cortejo participaba mi tío bisabuelo don Antonio Puchol Camacho, y el Santísimo Sacramento era transportado en un carruaje de su propiedad.

"El Viático en el Sagrario 
Con gran solemnidad salió ayer, a las siete de la mañana, de la iglesia parroquial del Sagrario, el Santo Viático, para administrar la Sagrada Comunión a los feligreses impedidos.
Organizóse la comitiva religiosa en el orden siguiente:
Sección de guardias municipales de caballería en traje de gala; banda de música del Hospicio; el mayordomo don Antonio Puchol Camacho llevando el Guión; niños del colegio de la Purísima Concepción con velas encendidas; manguilla y ciriales; estandarte de la Hermandad Sacramental del Sagrario, conducido por el mayordomo don Santiago Oliveras Santaló, y fieles con velas. Seguía a continuación un carruaje propiedad de don Antonio Puchol Camacho, artísticamente adornado con flores y escoltado por varias parejas de seguridad y guardia municipal, que ocupaba el párroco del Sagrario don Manuel Teruel y Dardé, llevando S.D.M. De diácono figuraba el coadjutor del Sagrario don Juan Jiménez Rubio y de subdiácono el capellán del convento de Santa Isabel la Real, don Francisco Toro Cepillo, acompañando al Santísimo, con incesarios, el sacristán mayor de la Capilla Real don Francisco Herranz Piquero y el coadjutor de San Andrés don Fernando Mezqui. Sostenían los varales del palio, los presbíteros don Manuel Horta, don Rafael Gutiérrez Arenas, don José Martínez Marín y don Ramón Roca. Cerraba la marcha la banda de música del regimiento de Córdoba y numerosos coches de respeto.
La procesión recorrió el itinerario anunciado, disparándose a su paso multitud de cohetes y palmas reales.
Cumplieron con el Precepto Pascual, once enfermos.
Durante el trayecto la capilla isidoriana interpretó preciosos motetes.
Entre los muchos y muy artísticos altares que se habían instalado en diferentes casas de las calles del itinerario, merece especial mención el del colegio de Niñas Nobles, donde esperaba a la comitiva toda la Comunidad, cantándose varias composiciones religiosas de afamados maestros.
El párroco del Sagrario don Manuel Teruel y Dardé y el coadjutor de dicha parroquia don José López Rodríguez, encargado de mantener el orden de la procesión, fueron ayer muy felicitados por el gran esplendor que revistió el acto". 
Noticiero Granadino. 
Granada, 16 mayo 1913.
Grabado que muestra una procesión del Viático

martes, 20 de marzo de 2012

Soledad Puchol Camacho

Esta hermosa fotografía es de doña Soledad Puchol Camacho, hermana de mi tatarabuela. Por ella llevan el nombre de Soledad varias mujeres descendientes de la familia. Mi abuela Soledad Román Puchol. Sole Román Zurita y Marisol Román Roldán, primas de mi madre. Mi prima Marisol Ortiz Domínguez y mi prima 2ª Marisol Carmona Román.

lunes, 19 de marzo de 2012

Ramón Puchol

Entra en escena un nuevo miembro de la familia, Ramón Puchol, librero e impresor, gracias a la obra El Arte tipográfico en Cartagena de Antonio del Puig. Leyendo el libro, uno se explica como este Ramón Puchol no hizo carrera como impresor en Granada, al contrario que su hermano Juan María.

Reproducimos algunos párrafos del libro:

"1825 fue el último año de Ramón Puchol en Cartagena. Imprimió Al Rey Nuestro Señor dedica estos sentimientos de amor y respeto su Muy Noble y Muy Leal ciudad de Cartagena, un texto anónimo aclamando la vuelta del Rey Deseado. Este fue el último impreso que Puchol publicó en nuestra ciudad. En cierta forma, se convirtió en Impresor de la Armada de forma oficiosa, ya que imprimió varios pliegos y folletos de asunto militar que requería la fuerza naval de la ciudad. Su estancia en Cartagena fue corta, no llegó a nueve años. Posteriormente marchó a Granada donde su hermano Juan María tenía un taller. En Granada la familia Puchol se asentó durante tres generaciones y continuaron publicando hasta entrado la década de 1870.

Puchol más que un impresor fue un buscavidas. Nunca imprimió ninguna obra ni siquiera de un mediano valor literario o científico. En el tiempo que duró su estancia en Cartagena buscó acercarse al poder político todo lo posible. Abrió una librería en la calle Cuatro Santos en 1819. Su intención era sólo hacer negocios, no transmitir cultura, ¡qué diferente de Muñoz! La ideología de Puchol fue siempre liberal y constitucionalista, llegó a firmar algunas de sus obras como ciudadano Puchol. Nunca salieron de las prensas cartageneras impresos de tan baja calidad tipográfica, de tan nulo valor cultural como las que salieron del taller de Ramón Puchol. Imprimió también dos publicaciones periódicas: el Periódico de la Sociedad Patriótica de Jóvenes Cartageneros, y en 1821, el Semanario de Cartagena, ambos de corta existencia".

domingo, 18 de marzo de 2012

Niño

Este niño del que se conservan estas magníficas fotografías creo que es mi bisabuelo Francisco Román Camacho, aunque no estoy cien por cien seguro. Las facciones son muy parecidas a cuando era adulto, y las fechas anotadas en el reverso coinciden con su edad. De lo contrario, sería un hermano.


sábado, 17 de marzo de 2012

El parentesco con Ganivet

Siempre oí en mi familia que el famoso escritor y filósofo Ángel Ganivet era primo (lejano) de mi abuela. Incluso que, al quedarse los Ganivet huérfanos, Isabel Ganivet, hermana de Ángel, había pasado temporadas en la casa de mis bisabuelos. Y pintó un pequeño retrato de mi tía-abuela, María Román Puchol, que yo conservo.

Ángel Ganivet en un conocido retrato

De esta información, transmitida oralmente, no tenía ninguna documentación. Y al buscar los ascendientes de Ángel Ganivet no veía, en principio, ningún apellido en común con mi familia materna. Sin embargo, en el funeral de uno de mis tíos-abuelos, una prima de mi abuela que aún vivía me confirmó este parentesco.

Finalmente un documento conservado en la Curia de Granada me ha dado la pista del parentesco, a través de un apellido que mi familia había eliminado: Morcillo. El padre de Ganivet era don Francisco Ganivet Morcillo. Y el nombre de mi bisabuelo, debía ser Francisco Román Morcillo, pero lo habían modificado poniéndole los apellidos de su abuelo: Francisco Román Camacho.

Este es el pequeño óleo pintado por Isabel Ganivet que poseo. La niña retratada es mi tía-abuela, María Román Puchol, sobre el año 1903. No está firmado, pero he visto otras obras realizadas por Isabel Ganivet que confirman su autoría, se reconoce el mismo estilo. Creo que es un retrato bien pintado: con mucha fuerza y un trazo suelto. El único hijo de María Román Puchol vive hoy en Sevilla y es sacerdote, don Manuel Castro Román.

María Román Puchol
pintada por Isabel Ganivet

Té en casa de Alcalá-Zamora

Tomado del diario católico El defensor de Córdoba, de 21 de abril de 1913:

"En la tarde del sábado último, dió un té en su domicilio de Madrid, nuestro comprovinciano el subsecretario de Gobernación, señor Alcalá Zamora. Asistiendo entre otros, los señores siguientes: los diputados Cortés Raboso, Romero Cibantos, Gómez de la Serna, Sabater, Anguita, Fernández Jiménez, Conde de Torrecilla de Cameros, y Sánchez Jiménez. Senador D. Juan de Ranero; diputados provinciales de Córdoba Serrano Ramos, Torres Roldán, Camacho Lozano, Navajas, Vaca, Quintero y Muñoz Rivera; el alcalde de Priego don Juan Bofil; los diputados provinciales de Jaen, Torres y Torres, Uceda, Carrasco (D. Cándido), Roldán (don Antonio), Garzón (D.M. y D.J.), Calvo, Nido (don Julio), Luque (don Isidoro), Herrera, López y Moreno de Villena; el alcalde de Linares Sr. Yanguas; el gerente del periódico de Jaen La Lealtad Sr. Nido y López; y los diputados provinciales de Granada señores Díaz Poza, Velázquez, y Puchol Camacho.

La distinguida esposa del señor Alcalá Zamora; su hermana y algunas personas más de su intimidad hicieron los honores a los invitados, juntamente con el elocuente orador hijo de Priego".

Don Niceto Alcalá Zamora y Torres,
que luego sería Presidente de la República.
Fotografía diario ABC